Turia, nº 116, p. 420 Noviembre 2015
El heterónimo de Jaime
Miñana firma Bitácora a la deriva. Para
una rebelión, un conjunto de 38 relatos que proponen una doble vía de
análisis. Por un lado, cabe profundizar en su estructura literaria y en sus
poderosas temáticas de alineamiento contracultural. Por otro, cabe hablar del
libro como un artefacto narrativo de orden transmedia.
La lógica transmediática define
una narración expandida: en este caso, a través de códigos QR, el lector salta
de las páginas de papel y completa la lectura profundizando en un entorno
digital de fotografías, vídeos y webs que permiten aumentar el relato. Además,
algunos fragmentos están especialmente marcados para que el lector los lance a
Twitter, donde la conversación social moldea a su vez la historia. Sin embargo,
las puertas más interesantes son aquellas que sirven para trasladarse al
ecosistema transmedia de Plot 28, un universo narrativo de
ficción en el que este autor está involucrado y que constituye uno de los
experimentos más sólidos y ambiciosos de la narrativa transmedia. De hecho, Bitácora
a la deriva nace con Plot 28 y es
ahora cuando, parcialmente independizados, los relatos forman un libro que, aunque
de apariencia convencional, rompe con los esquemas tradicionales de lectura y enlaza
con un entramado mucho más sofisticado.
Como buen aparato transmedia, admite varios niveles de
profundidad: el lector puede quedarse en los relatos contenidos en las 244
páginas o iniciar una navegación hacia las extensiones digitales que lo amplían.
En ambos casos, la experiencia es satisfactoria: si uno navega todo ese
conjunto de posibilidades virtuales, como lector/usuario tendrá una visión
completa de las historias de Miñana y, acaso, más enriquecida, porque el viaje
hacia Plot 28 abre paso a un torrente
de alternativas que van desde el activismo social al videojuego, pasando por el
documental, los blogs o las redes sociales, y siempre con pulso literario y coherencia en la
construcción fragmentada de un todo narrativo.
Si, por el contrario, uno
prefiere quedarse en la faceta de lector y abordar el libro al estilo clásico,
la experiencia será quizá más limitada, pero no insatisfactoria. Autor enérgico
y de estilo contundente, Miñana despliega una prosa aparentemente sencilla que
va repleta de cargas de profundidad.
Los relatos se leen con facilidad, lo que ciertamente es un mérito, dado que no son para nada triviales. En ellos abundan exigentes referencias culturales y todos van dotados de una espoleta que, lentamente o de golpe, libera un mensaje antisistema.
Hay una energía que desborda
en piezas como la inicial, ‘El huevo de la serpiente’. En él se pone al lector
ante una verdad inevitable: el racismo y el machismo siguen informando buena
parte de las estructuras mentales de nuestra sociedad y, peor, no hacemos nada
por combatirlos. Con ese violento despertar, el libro avanza en varias
direcciones: juega con la realidad en ‘El gol de Nayím’; se recrea con la
alienación laboral en ‘El apartamento’; revisa la mística de la generación de
la Transición en ‘Yo sí estuve en mayo del 68’; y, con amargura, explora los
límites de la pareja en ‘Lo querías todo’, dando cuenta de la resaca infinita
que deja una relación al desvanecerse el brillo del fuego carnal para, en
palabras de Miñana, aparecer “la grisalla de la burguesa hedonista”.
Hay, además de lo dicho, dos
intensas líneas de pensamiento en Bitácora
a la deriva. Para una rebelión. La primera, una demolición del pensamiento
del franquismo, que es atacado desde varios puntos de vista, incluido el del
seminarista que se debate entre seguir el camino recto que marcaba aquella
Iglesia o dejarse arrastrar por la fiebre de una revolución de curas obreros. O
desde la óptica de la mujer (hay varios protagonistas femeninos en el libro)
que, educada en la fe católica, asiste espantada a la deriva criminal de los
curas que pregonaban la Cruzada y se refugia en una espiritualidad tan honda y
personal como un exilio interior. Ajusta cuentas el autor con ese régimen oscuro
en el relato titulado ‘¿Era Franco un dibujo animado?’, un duro repaso a los
símbolos del franquismo tardío, especialmente a la Televisión Española que
convertía la realidad en una especie de desfile de dibujos (apenas) animados.
Acaso luce más Miñana en la segunda
de las líneas de pensamiento señaladas antes. Se trata de la que enhebra a la
mayor parte de los relatos del libro, aquellos que tienen
un carácter de narración histórica. En todos ellos alienta una idea de gran
fuerza: la transmisión, de generación en generación, de un mensaje de rebelión
contra las estructuras de poder y la indestructible capacidad de estas para
perpetuarse. Hábilmente, el autor invoca personajes variados en épocas y
lugares dispares: la Numancia que lucha contra Roma, el Madrid en rebeldía contra
Napoléon y contra Fernando VII, las guerras medievales entre cristianos y
árabes a lo largo y ancho del valle del Ebro… Incluso los guerreros que, en
Japón, iniciaron el camino del bushido
y antepusieron la nobleza del alma y la ética a cualquier forma de poder o
riqueza.
Este conjunto de relatos
propone una reflexión no exenta de emoción: a lo largo de los siglos, las
fuerzas que ostentan el poder han sabido relevarse y mantenerse vivas y en lo
alto de la pirámide. Sin embargo, las fuerzas que luchan contra ese pensamiento
de dominación también han desarrollado técnicas de supervivencia y, de Numancia
al frente de Teruel o el 15M, se han ido pasando la antorcha de una insurrección
que, a veces incendio y a veces ascua, se niega a desaparecer.
El juego de llevar apellidos
y símbolos de unos tiempos a otros resulta literariamente muy atractivo. Esa
simbología elegida para crear los vínculos entre personajes y épocas es
reconocible también en el universo Plot
28. Sirve de hilo conductor para navegar este libro y, tras él, abriendo un
abanico potencialmente infinito, toda la propuesta transmedia de Miñana.
¿Dónde estás Plot 28? Luisa Miñana
Artes y Letras. Heraldo de Aragón. 13.11.2015:
Hacia una literatura transmedia que se expande fuera del libro. Blog TVE. David Varona. Abril 2015
Papel a la deriva. Crisis, nº 08, Fernando Morlanes
Diciembre de 2015
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